Traemos a este blog otro libro, ya comenté que se trata de reseñar libros que pueden ser de ayuda para la vida y para emprender. En este caso se cumplen ambas premisas, se trata de «Deja de refunfuñar», un libro que aunque pudiera parecer de otra temática puede ayudar a mejorar nuestra manera de enfocar el día a día, sus problemas, o las frustraciones a las que nos vemos abocados cuando nos surge un imprevisto y nos da por quejarnos amargamente. Así que vamos a tratar de traer 10 enseñanzas que extraigo de este libro, que es corto, y que os recomiendo leer. Se trata de «Deja de refunfuñar», de Christine Lewicki. Publicado por La esfera de los libros con una longitud de 184 páginas.
¿Se puede hacer un resumen de «Deja de refunfuñar» en 10 puntos?
La respuesta es: sí. O al menos, voy a intentarlo. Comentando o dando una humilde visión de los tips o puntos más importantes que menciona la autora a lo largo del libro. Aportando, como ya pasó en el caso de «Reinicia: Borra lo aprendido y piensa la empresa de otra forma» os daré mi particular visión y cómo lo aplicaría desde mi humilde punto de vista. Allá van los 10 puntos para tratar de condensar «Deja de refunfuñar»:
1) What you focus on expands. Una frase muy americana. Si tu energía resalta los problemas, los fallos, las imperfecciones, les concedes la oportunidad de tener importancia en tu vida, de dominarla. ¿Merece la pena?
2) La autora tiene un blog y en ese blog inició un reto, decidió adquirir un compromiso público, dejar de refunfuñar, de quejarse. Este hábito, tan sano, tan público, ayudó a la autora y amplificó su mensaje. Fruto de ello es este libro. La verdad es que es una idea fabulosa, adquirir compromisos públicos, ante familia, compañeros de trabajo o amigos, ayuda a verse comprometido con la causa.
3) Al iniciar el reto, la autora se planteaba dos preguntas al final de cada día:
- ¿Qué le había llevado a quejarse?
- Si no se había quejado, ¿qué había cambiado para lograrlo?
¿Serías capaz de hacerte estas dos preguntas al final del día? Intentarlo puede estar bien.

3) La autora sostiene que existe una especie de cultura de la queja constante, de manera que escoger la felicidad es «escoger ser diferente». Citando, en este punto, a Albert Camus en La Peste: «No hay nada vergonzoso en escoger la felicidad».
La sociedad vive instalada en una «intensidad» que nos hace adictos a ella y promueve en los medios noticias de sucesos extremos durante todo el día. Lo cual acaba por provocar una tendencia a cargar las tintas y a exagerar, a dramatizar las cosas, a quejarnos por todo.
4) Uno de los antídotos que la autora recomienda para darle la vuelta a la situación y dejar de quejarse por todo es poner en valor cada día los logros conseguidos. Es mucho mejor sentirse orgullosos que no hacerse reproches por lo que queda por hacer.
En mis circunstancias actuales, sobrecargado de trabajo y tareas, realizar este ejercicio es una terapia muy edificante. Ya que la lista de tareas es enorme pero los logros, día a día también son muy destacables. Sobretodo es fantástico para esos días en los que lo vemos todo negro.
En otra de las partes del libro Lewicki aconseja hablar también de los triunfos, éxitos y logros, para darles el lugar que se merecen en tu vida. Tendemos a contar lo malo pero no lo bueno.
5) Otro de los puntos con los que no puedo estar más de acuerdo con la autora es en ese en el que afirma que si algo choca con tus principios, si no lo puedes soportar, debes dejar de refunfuñar y definir cómo y de qué modo cambiar las cosas, definir proyectos para cambiar el mundo, tu pequeño mundo.
6) Tras el desafío de abandonar la queja, Christine Lewicki nos cuenta en «Deja de refunfuñar» que al dejar de quejarse se opta, de una manera voluntaria, por la felicidad, a pesar de las circunstancias externas. Aporta, en este punto, datos de investigadores externos.
Lewicki aporta estudios científicos de índole, sobretodo sociológica. Como es el caso del publicado por el profesor de psicología de la Universidad de Harvard, Daniel Todd Gilbert, autor de Et si le bonheur vos. Los resultados son tan sorprendentes, como que la felicidad no depende de las condiciones en las que vivimos. Ya que hay ricos ganadores de la lotería que al año son tan felices o desgraciados como antes de lograr el premio. Además, el grado de felicidad constatado vale también para individuos que hubieren padecido grandes desgracias. La lección, para la autora, es clara: la felicidad no depende de la realidad de las condiciones en las que vivimos (Ricos arruinados, enfermos felices como antes), la felicidad depende del modo que escogemos «vivir» esas circunstancias: con serenidad, optimismo, motivados, decididos; o, por el contrario: agobiados, estresados, victimizados.
7) A fuerza de quejarnos nos creemos lo que afirmamos: que si los demás son tontos, que si la vida es dura, que si estamos solos. Todo lo que decimos, de alguna u otra manera, perdura. Como dijo Gandhi: «Vuestras creencias se convierten en vuestros pensamientos, vuestros pensamientos se convierten en actos, vuestros actos en vuestras costumbres, vuestras costumbres se convierten en vuestros valores y vuestros valores se convierten en vuestro destino.»
De ahí la importancia de «reprogramar» la manera en la que nos comunicamos, hasta con nosotros mismos. Modificar los impulsos, los pensamientos y los sentimientos asociados durante tanto tiempo.
8) Una de las partes más interesantes del libro trata sobre la queja que se produce para destacar. Muchas veces la queja surge buscando degradar al otro. Fruto de una necesidad de reconocimiento que nos lleva a tratar de demostrar que somos superiores. Todo esto viene de una falta de autoestima. De una necesidad de demostrar que somos mejores, sea ante un conductor que va lento o ante alguien que nos atiende en un negocio.
¿Es necesaria esta actitud? ¿Soluciona algo? No. La necesidad de reconocimiento es bastante importante para los seres humanos, tal y como ya definió Maslow en su famosa pirámide. No obstante, y como recuerda Christine Lewicki en «Deja de refunfuñar», el propio Maslow afirmó que no se podían satisfacer las necesidades superiores hasta no tener satisfechas las primarias. Y es que la necesidad de estima debe ser satisfecha antes de la necesidad de realización.
Cuando no partimos de esta premisa es cuando nos saboteamos a nosotros mismos y postergamos tareas o trabajos que debemos hacer.
9) Aprende a vivir el presente en vez de juzgar el pasado o esperar del futuro. De nuevo aquí, la autora cita otro libro, de Eckhart Tolle, un escritor canadiense que publicó Le pouvoir du moment présent. En él se trata el tema de que ser una «víctima» por sistema, considerarse impotente ante lo que los demás hacen o nos hacen soportar, es creer que el pasado es más poderoso que el presente y es también considerar que los demás son responsables de lo que nosotros somos ahora.
10) Para cerrar estas 10 enseñanzas un mensaje que la autora nos propone para dejar en un lugar muy visible, por ejemplo, la nevera: «El pasado ya no es y el futuro no existe. Por tanto dejemos de refunfuñar por lo que nos ha pasado o de lo que querríamos tener, aprovechemos el instante presente tal como es, ya que la vida es bella».
Hay muchas más enseñanzas en el libro. Pero lo idóneo es que leáis el libro y extraigáis vuestras propias conclusiones. Lo importante es ir desterrando, poco a poco, el hábito de quejarse, dejar de refunfuñar poco a poco. Así el día a día será más llevadero y vuestra salud, física o mental, será mucho mejor.
Os dejo enlace por si queréis adquirir el libro sin salir de casa: