
Son miles, digo bien, miles, las horas de vuelo que llevo emprendiendo. Por fin he aprendido que son muchas las cosas que hay que tener en cuenta pero que el foco es siempre el mismo, es único para cada proyecto, pero no se debe distraer. El problema viene con las luces, las distracciones, el ruido que te aleja. Muchos gurús, y no tan gurús, del marketing online lo han definido como el síndrome del objeto reluciente o síndrome del objeto brillante, vamos a hablar sobre ello.
Todo proyecto responde, o debería responder, a uno o a varios objetivos. Por ejemplo, aumentar el número de visitas, aumentar el ticket medio, vender más cursos online, imagina el ejemplo que quieras. Para ello se suele diseñar un plan, asignar responsabilidades, dotar de presupuesto, crear un plan de negocio. Creo que si estás leyendo esta entrada ya sabes de qué va esto. El problema es que a menudo hay muchas distracciones, muchas oportunidades, demasiadas teclas que tocar para un solo piano, y ahí, querido lector, es donde nos solemos perder, en el objeto reluciente.
¿En qué consiste el síndrome del objeto reluciente?
Lo acabo de mencionar implícitamente. En estar realizando una tarea o acción y perder la atención en otra que a tu mente le parece más atractiva en ese momento, porque suponga una novedad, porque crees que va a ayudar a tu negocio, porque te atrae más. El ejemplo perfecto de síndrome del objeto reluciente sería estar trabajando en algo, parar a tomar un café, leer una noticia y sentirte atraído por ello. Tanto que después de esa pausa no eres capaz de seguir con la tarea sino que te pones a investigar sobre la noticia.
¿En qué tipo de empresas o negocios se produce?
Trabajo y colaboro en distintas empresas y entidades, propias, ajenas, con o sin ánimo de lucro, y conozco la sensación del “y si hiciéramos tal cosa”. Se produce espontáneamente mientras estamos comenzando o terminando la tarea prevista, se produce en grupo pero también sucede estando en soledad. Los pasos están marcados desde el principio pero a alguien se le ocurre cambiar el canal de difusión, o hacer una infografía, o ampliar el alcance del proyecto.
Decía que alguien puede provocar esa «interrupción», pero ese alguien puedo ser yo mismo, no me eximo de responsabilidad. Que sí, que es genial, que la creatividad y la espontaneidad también son maravillosas, pero te estás yendo, estás desviando tu atención del camino marcado.
Dime si no te sientes identificado con esta situación: trabajas de un modo planificado, organizas tus días con herramientas y trazas un plan de trabajo estructurado. Una mañana, cualquier mañana, demasiadas mañanas, acudes al trabajo en coche, metro, a pie, escuchando un podcast o la radio. Hablan de una nueva herramienta que aumentará tus seguidores en redes sociales y, por ende, el impacto de todo lo que estás haciendo. Llegas al trabajo como si hubieses descubierto la vacuna del coronavirus y, bien en silencio, bien públicamente porque se lo cuentas a todos, arrancas la búsqueda de esa nueva herramienta. Comienzas a visitar foros, a ver vídeos en YouTube, a leer tutoriales. Estás perdido. Tu mañana, tu jornada y la planificación, se acaban de ir al garete.
¿Cómo identificar el síndrome del objeto reluciente?
Aunque el objeto reluciente suele aparecer de manera insospechada, de improvisto, es fácil verlo venir. Estás realizando otra actividad y aparece esa idea que estábamos mencionando, apasionante, maravillosa, va a cambiar tu vida. Sientes que tienes que dejar esa acción o trabajo que estabas realizando para atender a otra cosa que te va a llamar la atención durante un pequeño período de tiempo. Te va a llevar poco tiempo, a priori, pero será el suficiente antes de que alguna otra cosa distinta empiece a brillar y sientas la necesidad de ir a ver qué es.
El engaño está servido. Tu mente adora las novedades, los cambios de aires, las nuevas ideas, los nuevos proyectos. Y además, está encantada con procrastinar. Sientes que llevas demasiado tiempo para acabar el proyecto, estás trabajando en esas tareas oscuras y monótonas que no son visibles y te apetece más conocer novedades.
Por si fuera poco, el objeto reluciente puede colarse en tu vida personal. En una conversación familiar, en una tarea doméstica, mientras ves una película. El objeto reluciente no respeta ni tus tiempos más personales y sagrados.
Esto es algo muy frustrante, ya que el tiempo se te escapa de las manos, sin comenzar o terminar nada en particular y terminas el día con la sensación que no ha sido nada productivo. Acabas postergando el fin de tus tareas planificadas, te enfadas, rindes menos, y se genera un círculo vicioso que no colabora en nada.
¿Cómo combatir el síndrome del objeto reluciente? 10 trucos.
Aunque estoy trabajando en ello, no soy el más adecuado para contar cómo combatir este síndrome. Aun así, quedaría incompleta esta entrada si no contase cómo trato de combatir el síndrome del objeto reluciente, o cómo debería hacerlo. A fuerza de repetirlo puede que lo logre y optimice más las horas de trabajo.
- Planifica las tareas del día. Sobre esto hablaré más adelante. Pero cuando tengo la semana organizada, cuando la noche anterior planifico las tareas del día siguiente rindo más, cedo menos ante las distracciones.
- Que las tareas no sean muy grandes. No intentes comerte un elefante de golpe, cómelo a bocados. Que tus objetivos sean pequeños, medibles, alcanzables.
- Pide a tu gente que respete tus tiempos. No hay nada peor que constantes interrupciones. No de clientes, eso no son interrupciones, se pueden organizar, y cuando no se pueden organizar hay que entender que en los tiempos de “atención al cliente” estás para ello. En mi caso da igual en la farmacia, que en las empresas que visito, que vía telefónica o por correo electrónico. Cuando estoy para atender estoy, pero cuando no estoy intento hacer ver al equipo que los temas a tratar es mejor condensarlos, anotarlos y hablarlos cada hora, cada dos horas, no cuando se le ocurre a quien sea (esto también es aplicable para mí).
- Desconecta. En la medida de lo posible usa el modo avión, es maravilloso. Deja el teléfono en otra habitación o en silencio. Apaga el router si puedes trabajar sin internet. Busca aplicaciones que evitan que uses el teléfono o que visites determinadas páginas webs, tú y yo sabemos cuáles son perfectamente.
- No pierdas los objetos relucientes. No se trata de dejar escapar esa “maravillosa idea” que te puede cambiar la vida. Se trata de capturarlos para analizarlos en otro momento. Guarda una nota de voz, emplea Pocket, las notas del móvil, un post-it, una libreta, tu agenda, lo que sea. En la sección de ideas para más tarde.
- Cuando vengan, no te sientas culpable. Déjalos pasar, deja que la distracción se vaya conforme llegó. Pero haz que salga pronto. La frustración no es buena, hay que tratar de evitarlo, no que te cabree y te saque completamente de la tarea.
- Intenta no comenzar una tarea hasta que no acabes la que tienes entre manos. Suena fácil, pero cada vez somos más multitareas, y eso es fatal para tu productividad.
- No te pases planificando tareas en el día. Parece que no tenga nada que ver con el síndrome del objeto reluciente, pero cuando mayor es el número tareas tu mente tiene la sensación de tener más libertad para moverse entre ellas y es más susceptible a las distracciones.
- Emplea técnicas de concentración. Utiliza los famosos pomodoros. Al hablar de PLE en esta entrada del blog ya os hablé de focus booster, es una buena herramienta, aunque cada vez proliferan más.
- No te olvides de procesar esos objetos, pero cuando se lo merezcan. Antes he comentado que es importante capturarlos. Recuerda procesarlos. Que tu mente entienda que ese “luego lo pienso” es real. Así el equilibrio, aunque suele ser difícil, será más alcanzable y no te «perderás» las posibles ventajas del síndrome del objeto reluciente, si es que las tiene.
Así que ya sabes. Intenta mantener el foco. Que una luciérnaga no te distraiga de la conducción. Por maravillosa que sea no compensa alejarse de la ruta. ¿Tienes algún truco más para combatir el síndrome del objeto reluciente? Estaría encantado de conocerlo, todos podemos aprender.
¡Suerte con ello!